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Los gigantes de la moda batallan para reducir sus emisiones contaminantes

Por
AFP
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Hernandez Sebastian
Publicado el
15 nov. 2022

Los gigantes de la industria de la moda se han comprometido a reducir su huella de carbono, pero esa meta sigue estando distante ante el auge de la moda rápida, tema destacado durante la cumbre climática de la ONU.


Photo: Pexels/Public doman


Las marcas y los fabricantes de ropa tuvieron la oportunidad de destacar sus logros climáticos en las conversaciones de la COP27, en la que hablaron sobre el calentamiento global. Sin embargo, varios de ellos admitieron que su compromiso de reducir las emisiones a la mitad para 2030 y alcanzar un cero neto para mediados de siglo puede ser una exageración.

"¿Ya lo logramos? Por supuesto que no. ¿Vamos por buen camino? Yo diría... tal vez", dijo Stefan Seidel, director sénior de sostenibilidad de Puma, en un panel durante la COP27 en el balneario egipcio de Sharm el-Sheikh.

Greenpeace y otros grupos han instado al sector, que ya es criticado por prácticas laborales a menudo explotadoras, a frenar o terminar con la tendencia derrochadora de producir en masa ropa de bajo costo que se desecha rápidamente.

El fast fashion, señalan las organizaciones, consume cantidades masivas de agua, elabora productos químicos peligrosos y obstruye los vertederos en los países pobres con desechos textiles, al mismo tiempo que genera gases de efecto invernadero en la producción, el transporte y la eliminación.

El sector de la moda fue responsable del 4 % de las emisiones globales en 2018, casi el mismo porcentaje que Gran Bretaña, Francia y Alemania juntas, según la consultora McKinsey.

Unas 30 empresas, desde los gigantes minoristas H&M e Inditex, el propietario de Zara, hasta los grandes actores de la ropa deportiva Adidas y Nike, se suscribieron a la Carta de la Industria de la Moda para la Acción Climática en la cumbre COP24 en Polonia en 2018.

En ese momento, se comprometieron a reducir las emisiones en un 30 % para 2030 y a lograr un neto cero de emisiones para mediados de siglo.

Hace un año, establecieron un objetivo nuevo y más ambicioso de reducir sus emisiones de CO2 a la mitad para el final de la década, con más de 100 empresas firmantes del compromiso.

Pero cumplir con el objetivo es un desafío importante para una industria con cadenas de suministro largas y complejas que se extienden por todo el mundo, según admiten expertos de la industria.


Difícil y costoso



Las figuras de la industria en la COP27 apenas mencionaron el modelo comercial de "fast fashion", que según los críticos está en el centro del problema, centrándose en cambio en ideas sobre el uso de energía renovable en las fábricas y la regulación. Pero mejorar los aspectos medioambientales de toda la cadena de suministro e introducir estándares ecológicos entre los proveedores de materias primas y las fábricas es una tarea monumental.

Por ejemplo, Leyla Ertur, directora de sostenibilidad de H&M, dijo que la marca sueca tiene más de 800 proveedores. Por su parte, Marie-Claire Daveu, líder de sostenibilidad del grupo Kering, propietario de las firmas de lujo Gucci e Yves Saint Laurent, dijo: "Incluso nosotros no somos lo suficientemente grandes como para cambiar todas las cadenas de suministro. Por eso, la colaboración es clave".

Ali Nouira, un fabricante egipcio, señaló en otro panel de la COP27 que ni siquiera existen organismos de certificación en la región.

“Cuando fabricamos, necesitamos tener todas las certificaciones correctas y las huellas de carbono y todo eso, y para una marca pequeña de Egipto eso es extremadamente difícil y también costoso”, indicó Nouira.

“También fabricamos para otras marcas, en Europa y otros lugares”, continuó.

"Estamos presionados para tener las certificaciones y también para reducir nuestros precios, para que puedan seguir obteniendo las ganancias que obtienen", insistió.


Salto de fe



Nicholas Mazzei, director de sostenibilidad ambiental del minorista en línea Zalando, expresó que ha habido un cambio de cultura en los países desarrollados, donde los bancos ofrecen tasas de interés más bajas a las empresas que se comprometen con un objetivo de un cero neto de emisiones.

"Si se hace esa transformación, se puede terminar sin pagar nada, porque los (intereses de los) préstamos son tan bajos que los costes son básicamente gratuitos", aseguróMazzei.

No obstante, los proveedores se enfrentan a grandes costes, ya que producir ropa en las fábricas requiere más energía que la que utilizan las tiendas minoristas al final de la cadena de suministro.

"Necesitamos, a una escala mucho mayor, más energía renovable que las marcas", dijo Catherine Chiu, vicepresidenta de calidad corporativa y sostenibilidad de la firma Crystal International Group de Hong Kong.

"Incluso si instalamos paneles solares en todas nuestras 20 plantas, eso solo representaría el 17 % del consumo de energía del grupo", detalló.

Delman Lee, vicepresidente de sostenibilidad de TAL Apparel, otro fabricante de ropa de Hong Kong, explicó que ha estado descarbonizando sus operaciones durante una década. Pero con subsidiarias en países como Vietnam y Etiopía, es complicado navegar por las diferentes regulaciones, según afirmó.

Apostar por convertirse en un negocio con cero neto de emisiones "es un compromiso que es un acto de fe", manifestó Lee.

“Te comprometes con algo que no sabes cómo lograr”, puntualizó.
 

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